“Untire fue mi mejor amigo durante seis meses”
María (62 años) dio con Untire por casualidad. “Untire fue mi mejor amigo durante seis meses. Utilicé la aplicación dos veces al día y me ayudó mucho. Los consejos y la información que daba eran muy útiles. Es bueno tener un amigo que te diga de vez en cuando ‘vas por el buen camino’ o ‘lo que estás pasando es muy normal'”.
María atribuyó sus síntomas a la menopausia. “Mi cintura iba desapareciendo poco a poco, así que me puse a dieta. También experimentaba cambios de humor y me sentía triste a menudo”. Pero las alarmas no empezaron a sonar hasta que sintió un bulto en el abdomen. La enviaron al hospital para que la examinaran, sospechando que se trataba de un quiste. Pero al final le dijeron que tenía un carcinoma.
María se sometió a una operación invasiva y a algo llamado ‘quimioterapia en caliente’ para eliminar las células cancerosas dispersas en su abdomen. María se sintió muy cansada después del tratamiento. “La operación y el tratamiento son muy duros. Se destruye todo el sistema inmunitario”.
Aprender a vivir con un sistema energético diferente
Tuvo que aprender a vivir con un sistema energético diferente. “Crees que sigues teniendo tu antiguo cuerpo, pero en realidad no es así. Hay muchas cosas que de repente ya no puedes hacer y que antes podías hacer. Tengo una buena cantidad de energía durante seis horas seguidas y luego se acaba. Antes era capaz de aguantar todo el día”.
Después de la operación, estuvo en el hospital durante un mes y no pudo hacer ‘absolutamente nada’. Cuando llegó a casa, comenzó a mejorar gradualmente. “Tardaba 15 minutos en subir las escaleras, con un descanso después de cada paso”.
María dice que se sintió ‘razonablemente normal’ de nuevo un año después de su primer tratamiento. Mentalmente, podía superar este obstáculo. “Pensé que volvería a sentirme un 80% normal si me sometía a fisioterapia”.
Mi cáncer como un pajar
Por desgracia, su enfermedad volvió a aparecer. “Se puede comparar mi tratamiento con la retirada de un gran pajar de una granja. ¿Qué dificultad tendría encontrar y retirar todos y cada uno de los trozos de paja? Lo mismo me ocurre a mí: la mucosidad que contiene las células cancerosas se extiende por el abdomen y puede volver a crecer lentamente”.
María se sometió a un duro tratamiento por segunda vez y su oncólogo le dijo que su enfermedad era crónica. “Tuve que hacer cambios permanentes en mi estilo de vida, lo que me resultó muy difícil. Te pasas el día trabajando en tu rehabilitación… controlando lo que comes, pensando en si tomas suficientes proteínas. Tienes que identificar tus límites: ¿qué puedes y qué no puedes hacer?”
Su pareja, sus amigos y los profesionales de la medicina le dieron mucha ayuda y apoyo. “Pero, al final de cuentas, estás sola”. María ha tenido que aprender a vivir con el hecho de que de repente se le ‘cansan los huesos’. “Soy como un teléfono con muy mala batería. La batería se agota muy rápido y no es fácil recargarla”.
“Puedes usar Untire cuando quieras”
Una de sus compañeras, que también tenía cáncer, le habló de Untire. “Descubrí la aplicación en un momento en que estaba harta de hablar de cómo iban las cosas con mi pareja y mis amigos. Lo bueno de Untire es que puedes utilizarla cuando quieras y durante el tiempo que quieras. Puedes elegir un tema que te interese en un momento determinado o un tema sobre el que quieras leer información y consejos”.
A María le resultó muy útil la sección del ‘Jarrón de la Energía’, ya que le ayudó a controlar su nivel de energía. “A veces me daba cuenta, por lo que anotaba en el ‘Jarrón de la Energía’ cada día, de que me estaba excediendo antes de empezar a sentirme peor. También me ayudó a establecer el número de horas que debía trabajar para poder rehabilitarme gradualmente”.
Meditación para ayudar a relajarse
Utilizó Untire de forma intensiva durante meses y todavía lo utiliza de vez en cuando. “A menudo utilizo los ejercicios de meditación para relajarme por la tarde. Y a veces hago el breve ejercicio de meditación de tres minutos con mis compañeros de trabajo”.
Su enfermedad se ha convertido en un invitado habitual, que entró en su casa sin ser invitado y ahora tiene un lugar permanente en el cobertizo. De vez en cuando llama a la puerta principal. “Pero por ahora puedo vivir con ella”.